Estamos sujetos a dos cuerdas que tiran de la sociedad en dirección opuesta: hay menos trabajo y peor pagado mientras que el coste de la vida sube
Algo va mal si a nadie importa con qué derecho una gran corporación se encarama por encima de la ciudad, logra que su mirada atraviese los tejados, las pantallas, observe y almacene las conductas y después extraiga conclusiones.